Auba Llompart Pons es una amante de la literatura infantil y juvenil desde que era bien pequeñita, gracias a su abuela, gran transmisora de la tradición oral. Nunca dejó de leer, así que cuando un día supo que siendo profesora podías dedicarte a estudiar, se le abrió todo un mundo de posibilidades. Hoy en día, es profesora en el departamento de traducción e interpretación de la Universidad de Barcelona e investiga en el campo de la LIJ. Sus proyectos, trabajos y colaboraciones son extraordinarios desde Relecturas de Peter Pan hasta Contemporary Fairy Tale Magic. Es una mujer feminista, fascinante y que ama lo que hace, así que no te pierdas esta entrevista y ¡conócela mejor!
En tu artículo sobre Relecturas de Peter Pan en la literatura y el cine de terror hablas de la figura autoritaria de Peter Pan y de su miedo a dejar atrás la infancia y hacer frente a las responsabilidades que nos impone, o que creemos que nos impone, la edad adulta, lo que supone la muerte del individuo y de su personalidad. ¿Crees que este miedo está directamente relacionado con la figura actual del niño monstruo o de la madre monstruo sobreprotectora que protagonizan hoy en día la literatura y el cine de terror?
Sí, aquí nos encontramos con tres personajes principales: por un lado, Peter Pan, el niño eterno; por otra, la figura del niño monstruo de la ficción de terror, quizás dirigida hacia un público más adulto y, por último, nos encontramos con esta figura recurrente que mencionas de la madre monstruo.
Personalmente, creo que es innegable que hay un culto a la infancia y un miedo a envejecer y para mí, es lo que Peter Pan encarna. No obstante, lo curioso es que, todas estas figuras se relacionan entre sí más que con un medio a crecer, con un medio a no crecer. Por ejemplo, en la obra de James Matthew Barrie conoces a Peter Pan, un niño que tiene una profunda aversión al mundo de los adultos, ni siquiera quiere saber nada de él, se recluye en el País de Nunca Jamás e intenta recluir a otros niños, pero claro, realmente, ¿qué mensaje nos está dando la novela al fin y al cabo? Pues que al País de Nunca Jamás, al final, hay que dejarlo atrás; es decir, al final hay que crecer. Porque, ¿cuál es el resultado? ¿En qué se convierte Peter Pan por culpa de ese miedo a crecer? Se convierte en un niño autoritario, es como un tirano, realmente cuando lees la novela, que originalmente era una obra de teatro, te das cuenta de que la figura que representa, no es ese personaje simpático y divertido de la película de Disney, sino que, en realidad, es un personaje bastante inquietante y narcisista.
Yo creo que ese es el mensaje final: hay que crecer, hay que entrar en la vida adulta. De hecho, hay un pasaje, creo que al principio de la novela, en que Barrie o bien el narrador dice que Nunca Jamás a veces se convierte en un lugar oscuro y lleno de sombras. Por lo tanto, aquí se está reconociendo que la infancia no es siempre un lugar feliz y agradable.
De ahí que yo en el artículo Relecturas de Peter Pan relacionara a Peter Pan con la figura del niño que nunca crece en la ficción de terror, donde veo, claramente de nuevo, ese miedo a no crecer. Los niños de las películas de terror, sobre todo a partir de la década de los 70, empiezan a aparecer muertos, endemoniados, como si fueran fantasmas. No quiero generalizar porque cada película y cada novela es un mundo, pero, en términos generales, yo lo que veo de nuevo es este reconocimiento de que la infancia no siempre es feliz; no todos los niños han tenido la suerte de vivir en un entorno seguro, no siempre es una época que revivir en la edad adulta y por la que sentir nostalgia, sino que a veces hay niños que no llegan a la edad adulta. Por ejemplo, en la ficción de terror, son niños que murieron. Y casi siempre es por culpa del adulto, con lo cual yo aquí veo otro miedo, miedo a ese sentimiento de culpa de que tal vez no estamos haciendo las cosas bien, de darnos cuenta de cómo nuestros actos afectan a las generaciones posteriores. Y yo creo que este es un tema muy recurrente en la ficción gótica que es el de sense of fathers, es decir, los pecados de los padres, el darse cuenta de cómo los malos actos de los progenitores acaban afectando a sus hijos. Esto lo veo cuando se representa al niño como una víctima, pero luego hay películas de terror en las que el niño es más bien una amenaza. Se me ocurre, por ejemplo, películas de los años 70 que, en realidad están basadas en novelas de esa época, como La semilla del diablo, La profecía en las que el niño es el anticristo. Yo creo que ahí también hay un poco ese miedo al futuro, en qué se van a convertir los niños cuando crezcan, es como un miedo a esa incertidumbre. Por eso, para mí, más que un miedo a no crecer, que también está presente, es el miedo a crecer.
Al fin y al cabo, este es el mensaje final en la literatura: hay que crecer, porque no crecer va contra natura y que esa infancia perpetua al final es como una utopía que acaba creando monstruos. En la ficción de terror se ve muy claramente porque los niños que no crecen son fantasmas o son el anticristo, pero después en la literatura infantil, en el caso de Peter Pan no es para nada un modelo que se presente como ejemplo a seguir.
Después, está el tema de las madres monstruo que también comentabas. Yo aquí veo lo mismo. Esta figura es un producto del miedo a crecer o a que no te dejen crecer. Ese miedo a tener una madre tan sobreprotectora que te absorba tanto que se fusiona contigo hasta tal punto que no te permite desarrollar tu propia identidad y crecer. Creo que un ejemplo de todo esto sería Coraline de Neil Gaiman, donde esta figura de la madre está muy presente. No obstante, esta figura ha estado siempre presente en los cuentos tradicionales, en los de hadas, etc. por lo que veo claramente un componente misógino: ¿por qué siempre es la madre el obstáculo para el crecimiento del niño o la niña? ¿Qué pasa con el padre? Evidentemente hay detrás una tradición misógina con respecto al rol de la mujer.
Totalmente. Últimamente, se está viendo en muchas películas de terror la figura de la madre monstruo: Mamá, Mamá te quiere, son algunos ejemplos. Al final, tanto madre como hijo/a acaban siendo monstruos. Y claro, esa sobreprotección está desencadenada por ese sentimiento inculcado por la tradición misógina de lo que implica ser buena o mala madre. “Si no hago esto… soy una mala madre, si no lo protejo, si no lo cuido lo suficiente..”, hasta tal punto de la obsesión: no estoy representando el rol de madre que tengo que representar.
Sí, totalmente. En esa figura vemos el miedo de que alguien te absorba, pero también observamos cómo los actos de los adultos, progenitores en este caso, afectan a su descendencia. Después está eso, ese sentimiento de culpa de “lo estaré haciendo bien”, “soy mala madre”, etc. y ese énfasis, ese sentimiento no existe en la figura del padre.
Por otra parte, ¿piensas que es importante que en la LIJ se traten abiertamente temas como el miedo al cambio, a una mente abierta llena de nuevas oportunidades o a tener poco control sobre lo que pasa en tu día a día?
Sí, por supuesto. Yo creo que cualquier tema y, en especial, cualquier miedo, debería ser tratado en la LIJ, siempre teniendo en cuenta que el principal receptor es un receptor joven e inevitablemente, no se va a poder tratar o representar del mismo modo que si fuese para un público adulto.
Así que sí, cualquier miedo debería tener cabida en la LIJ. De hecho, yo creo que el miedo a los cambios, la incertidumbre y a perder un poco control debería ser el núcleo de la LIJ, porque al fin y al cabo son libros que cuentan historias, entre otra cosas, de la transición de la infancia a la vida adulta, entonces, es precisamente eso, una serie de cambios constantes. Esta idea de que nunca eres un producto acabado.
Ni siquiera cuando llegas a la edad adulta.
Exactamente. Por eso hay que tratarlo, hay que dejar de pensar en esa dicotomía de la infancia de que el niño está sin acabar y en cambio el adulto es como si fuera la versión definitiva. Y para mí esta creencia está muy alejada de la realidad. Y más ahora, con la pandemia y toda la situación que estamos viviendo, estamos viendo que no podemos dar nada por sentado porque la vida puede cambiar de un día para otro en cualquier momento.
Efectivamente, a mí me parece fundamental. Desde que somos pequeños tenemos que cumplir con ciertos cánones y planes. Nos enseñan a vivir la vida como una meta, en lugar de como un camino. Pero claro, al entender la vida como una meta, llega un punto que te sientes perdida, que no sabes dónde estás. Por eso me parece tan importante tratarlo desde pequeños como si fuera algo natural e intrínseco a la vida.
Sí, exacto. Yo creo que hay que abandonar esta idea de que ser adulto implica tener una vida y una identidad estables, es decir, que la vida adulta no es igual a estabilidad. Porque es así, no lo es y nunca lo ha sido, pero ahora lo estamos viendo más que nunca. Por tanto, definitivamente sí, creo que es un tema que la LIJ debe abordar, de hecho, yo creo que si buscamos, vamos a encontrar este tema en muchos textos. Se me ocurre, por ejemplo, en Alicia en el País de las Maravillas de Lewis Carroll, en el que hay un momento en que la niña dice “yo ya no soy la misma persona que era ayer” y también esa otra escena en la que le dicen “Alicia, explícate” y ella dice “no me puedo explicar porque ya no soy yo misma, he cambiado tantas veces de tamaño que ya no sé quién soy”. Y esto es un ejemplo de una obra infantil del s.XIX y, sin embargo, este drama de “quién soy”, de “cuál es mi identidad real”, es un tema que ya está presente. Creo que es cuestión de enseñarles a los lectores jóvenes que, en este caso Lewis Carroll pone estas palabras en boca de una niña de 7 años, pero realmente es una cuestión que nos afecta a cualquier edad.
En uno de tus trabajos hablas sobre la representación de las madrastras en la literatura infantil y juvenil. ¿Crees que se ha avanzado en la representación de familias que se salen de lo normativo, es decir, padre, madre, hijos? ¿Crees que es importante que en la LIJ se reivindiquen otro tipo de familias, mucho más acercadas a la realidad?
Sí, es indiscutible que representar otros modelos familiares es importante. Es cierto que la familia tradicional se presenta en la mayor parte de libros como la familia ideal. Por ejemplo, se me ocurre el caso de Harry Potter. En esta serie de novelas, Harry es un niño huérfano, vive con sus tíos que lo maltratan y a lo largo de toda la saga lo que él más desea es una familia. Le gustaría haber podido tener a su padre y madre con él; es innegable que se pone a la familia tradicional como el ideal, que es al fin y al cabo lo que el niño más anhela.
Por otra parte, a pesar de la presencia constante de este ideal, creo que a lo largo de la historia de la LIJ podemos encontrar bastantes ejemplos de familias que se salen de lo normativo, más de lo que a veces nos imaginamos. Por ejemplo, se me ocurre Donde viven los monstruos de Maurice Sendak, un libro ilustrado, donde el niño protagonista vive solo con su madre, es decir, es una familia monoparental. Luego, otro caso que se me ocurre, es el de Matilda, que es muy interesante, porque es una niña que vive con sus padres biológicos y su hermano, pero la tratan muy mal, no la aceptan tal y como es, etc. y al final ella acaba siendo adoptada por su profesora Miss Honey, y ella es más feliz con una familia monoparental y adoptiva que con lo que se supone que es la familia ideal. Un ejemplo más reciente que se me ocurre es Goth Girl, una serie de libros de Chris Ridell donde también vemos una familia monoparental, en este caso, de padre-hija. Ejemplos hay y es cierto que, recientemente, está habiendo un esfuerzo más consciente de representar y visibilizar otros modelos de familia que no sean la familia tradicional. Hay ese esfuerzo por representar familias no tradicionales como igual de válidas que las familias tradicionales, supuestamente ideales.
Así que yo creo que se está avanzando en este sentido, porque hay ese esfuerzo consciente, pero también es verdad que, muchas veces, estos modelos de familia que se salen de lo normativo aparecen más bien en libros que tienen un objetivo muy didáctico. Es decir, ya tienen como finalidad enseñar a los niños que hay otros tipos de familia y yo creo que lo ideal sería llegar a integrar esas representaciones de una manera más natural en la LIJ, que no sea siempre en libros ya pensados para transmitir valores, porque si no no hay naturalización.
En estos años de carrera, he realizado varios trabajos sobre la importancia de una especialización como traductoras e intérpretes en el contexto de violencia de género. Recuerdo que una vez en interpretación de enlace me tocó interpretar como ejercicio de clase a una mujer musulmana víctima de violencia de género. Recuerdo que sentí como que al interpretarla de manera tan literal no la estaba ayudando, me faltaban recursos. ¿Has investigado alguna vez sobre la profesionalización de traductoras y traductores en este campo? ¿Crees que es importante esta especialización/ profesionalización o mantienes el pensamiento de que un traductor/a o intérprete debe mantenerse neutral y transmitir la información de la manera más objetiva posible?
Mi investigación no se suele centrar tanto en el ámbito de la traducción, porque estudié Filología Inglesa y me centré más en literatura y estudios culturales. No obstante, soy profesora en un Grado de Traducción e Interpretación de la Universidad de Vic. Y este tema es un debate muy recurrente en mi día a día como profesora. Yo creo que los traductores e intérpretes deben tener el máximo conocimiento posible del tema sobre el que se traduce, así como un buen conocimiento de la LO y LM, de las técnicas de traducción, etc. pero, en mi opinión, también es imprescindible un conocimiento exhaustivo del tema. La traducción e interpretación no consisten en pasar un texto de una lengua a otra, tiene que ver algo más, por eso pienso que la especialización en un determinado ámbito es importante y este tipo de especialización, como la que comentas en violencia de género, no es incompatible con ser fiel y objetiva al original, porque creo que cuanto más sepas y más te especialices, más fielmente podrás traducir o interpretar una determinada situación como la que nos presentas, es decir, podrás captar mejor la esencia de lo que la persona quiere transmitir y del discurso que se está estableciendo. No toda situación se puede traducir de forma objetiva. Por ejemplo, en traducción literaria se debe traducir un texto que transmite emociones, pensamientos, valoraciones, tal y como una mujer en situación de vulnerabilidad transmitirá, y son cosas que necesitan especialización y una traducción o interpretación menos objetiva, no todo se puede traducir como si se tratara de un manual. A veces es necesario una traducción semántica, pero otras veces, es necesario una traducción comunicativa. De hecho, esto me ha hecho pensar que una vez estuve en el tribunal de un trabajo de fin de máster en el que un alumno había hecho un trabajo sobre la traducción de unos relatos y había un apartado en el que exponía las diferencias entre el inglés y el español y, por ejemplo, decía cosas como “en el inglés las frases son más cortas”, “en español son oraciones más largas, hay más subordinación, etc.” y sí, esto puede ser cierto cuando hablamos de lenguaje académico, porque en el lenguaje académico es cierto que el inglés tiende a ser un poco más sintético, pero no puedes decir esto en un trabajo de traducción literaria porque no es verdad. En la lengua inglesa hay traductores que emplean frases muy largas y en lengua española pues tb hay autores que escriben frases más cortas, no se puede generalizar así. Por eso es tan importante saber y conocer a fondo cada tipo de situación o contexto.
En la misma línea, tienes un trabajo dedicado a los fantasmas del patriarcado en la literatura. El proyecto GBook de ANILIJ pretende precisamente deshacerse de esos fantasmas. ¿Consideras que se ha avanzado en la LIJ en los últimos años para deshacerse de estos fantasmas? ¿Crees que la representación de la mujer en la literatura sigue teniendo un rol secundario?
Creo que sí, creo que hay un esfuerzo mucho más consciente de deshacernos de estos fantasmas, tanto por parte de escritores, del mundo editorial y académico, como por parte de personas que estudian la ficción en la LIJ, etc. Hay mucho interés en estudiar los roles de género en la LIJ, pero también hay mucho interés por parte de los escritores y las editoriales por subvertirlos. Por ejemplo, el proyecto Gbook es un ejemplo de este creciente interés. También se me ocurre que, cuando mi compañera Lydia Brugué y yo coeditamos el libro de Contemporary Tales and Magic, y sacamos el corpus papers para este libro, la mayoría de propuestas que recibimos eran de estudios de género o de analizar los cuentos desde una perspectiva de género. Fue, con diferencia, el tema estrella.
Así que yo creo que sí, que se está avanzando, tanto en lo que es la representación por parte de los autores como por parte de toda la gente que está involucrada en todo el proceso de producir un libro. También por parte de los libreros, profesores o en el ámbito de la investigación que es un tema que está en auge. Pero bueno, también es innegable que queda mucho por hacer.
En tu trabajo junto con Lydia Brugué en Contemporary Fairy-Tale Magic habláis del impacto de los cuentos de hadas en las culturas contemporáneas desde una perspectiva interdisciplinar (estudio de género, tendencias literarias, etc.). Habláis también de la tendencia actual de recontar las mismas historias de antaño hoy en día. ¿Creéis que hay un esfuerzo por reinventarse, por deconstruir personajes femeninos tradicionales y contar otras historias de mujeres valientes, solas y con ganas de comerse el mundo?
Yo creo que sí que hay un esfuerzo por reinventarse y por subvertir los roles tradicionales, que se consiga o no es otro tema, pero yo creo que sí que hay ese esfuerzo. Es lo que te decía, me quedé muy sorprendida cuando sacamos el corpus papers para el libro porque la mayoría de las propuestas eran precisamente sobre esto: subvertir los roles tradicionales.
Ahora mismo, y quizás desde hace un par de décadas, hay un boom de reescribir los cuentos de hadas. Normalmente, se ve una tendencia a reescribirlos para hacerlos más políticamente correctos para el público de hoy en día. Por ejemplo, el caso de Disney. Esta productora está rehaciendo casi todas sus películas de princesas y las están adaptando un poco más a las audiencias actuales que reclaman otro tipo de personaje femenino más empoderado. Esto apenas se consigue porque después te pones a analizar el texto, sea audiovisual o sea literario, calificado como feminista y empiezas a profundizar en el tema y en el discurso y te encuentras que es de todo, menos feminista. Pero, sí, creo que el esfuerzo está, no siempre por el motivo adecuado, por ejemplo, en el caso de Disney es puro marketing. Ellos saben que hoy en día las princesas no pueden ser como Blancanieves o la Bella Durmiente y si están sacando otro tipo de personajes femeninos es para vender, está motivado por cuestiones meramente económicas. Luego, aparte del cine, también hay muchos ejemplos literarios. Está habiendo muchas adaptaciones, reescrituras, secuelas de cuentos tradicionales,etc. Los personajes en que más me he centrado en mi investigación han sido la Bella Durmiente (versiones de Perrault y los hermanos Green) y la Reina de las Nieves (Andersen). Y encuentras muchísimos libros que reescriben la historia, la mayoría de LIJ. Así que sí, está habiendo mucho interés en las reescrituras de los cuentos de hadas, también en volver a los orígenes más oscuros de los cuentos de hadas, por lo que nos encontramos con muchas adaptaciones, versiones o reescrituras góticas de estos cuentos.
Así que, a modo de conclusión, las dos tendencias que más he observado en mi investigación son, por un lado, subvertir los roles de género y, por otro, volver al origen oscuro de los cuentos de hadas.
¿Cómo surgió la idea de investigar este campo?
Los cuentos me han gustado desde siempre, desde que era pequeña. Tuve la suerte de tener a una abuela a la que se le daba muy bien contar historias. No lo hacía de manera profesional ni nada por el estilo, era algo que le salía solo y natural. Mi abuela conocía muchos cuentos de memoria que se los había contado su madre y que habían ido pasando de generación en generación, por lo que los contaba de una manera muy natural. Tenía un don. Así que tuve esa suerte de vivir esa tradición oral de contar cuentos que ahora ya es más difícil de encontrar. Sí que hay cuentacuentos, pero a mí un cuentacuentos profesional, en el sentido de una persona que se dedica a eso y que lo ha aprendido, no me gustaba porque no veía esa naturalidad que tenía mi abuela al contar cuentos. No era algo que se hubiese ensayado y memorizado, era natural para ella. Y claro, yo creo que me ha influenciado mucho el haber vivido esto en mi infancia. Estoy segura de que estas vivencias han influido en mi interés por la lectura, la ficción y seguramente estas vivencias hayan hecho que después haya querido revisitar y regresar a la LIJ a través de la investigación académica. Creo que es algo que me trae muy buenos recuerdos de momentos de mi infancia, de momentos felices.
Después, cuando empecé a investigar y a escribir mi tesis doctoral (sobre LIJ en lengua inglesa sobre novelas del s.XX y principios del s.XXI) descubrí a estudiosos de los cuentos de hadas como, por ejemplo, Bruno Bettelheim y me interesó mucho. En ese momento yo estaba centrada en la tesis y fue un tema que me quedó pendiente de investigar para cuando terminara la tesis. Y así fue, lo retomé una vez terminada.
Tengo especial interés en uno de tus trabajos sobre la censura de la LIJ en la época franquista. Hablas, específicamente, de Mujercitas. ¿Podrías contarnos a grosso modo cuáles fueron los resultados de esta investigación?
Este trabajo fue un capítulo de libro que escribí como parte de mi participación en un proyecto del grupo de investigación de estudios de género del que formo parte en la Uvic. Era un proyecto sobre traducción y censura y lo que hice fue comparar una traducción al español de Mujercitas de Luisa Amealco de los años 40 con otra más reciente publicada en 2004. El objetivo del trabajo era ver si había rastros de censura en la primera traducción y si la de 2004 ya se aproximaba más a la versión del texto original. El caso es que partíamos de que Mujercitas es una obra que ya se censuró en el s.XIX en EEUU. Lo que dice la traductora de la edición de 2004, Gloria Méndez, es que Mujercitas es un clásico que creemos que conocemos pero que, en realidad no conocemos, pues en España las traducciones que recibimos procedían de la versión ya censurada del texto de Alcott. Además, en muchos casos, las ediciones españolas son versiones adaptadas, por lo que no contamos con el texto íntegro de Alcott. Así que lo que hice fue coger esas dos traducciones y compararlas.
Por un lado, tenemos una traducción de un TO diferente, el de la primera edición y después la versión revisada publicada en EE. UU. Y la verdad es que aparte de las diferencias que pueda haber por el hecho de que parten de textos diferentes, no encontré muchos rastros de censura institucional evidente, es decir, no es que la censura franquista hubiera recortado pasajes o hubiera hecho cambios sustanciales. No obstante, sí que había decisiones por parte del traductor que cambiaban muchísimo el tono de la novela. La convertían en una novelita cursi, cuando en realidad el texto de Alcott no es así. Había muchos cambios innecesarios, por ejemplo: tendencia a usar muchos diminutivos. Esto es algo que en la traducción de Gloria Méndez del 2004 ya no aparecía. Había pequeños cambios sutiles que daban la imagen de unos personajes femeninos débiles, frágiles, muy delicados. Después también está el personaje de Joe Marge, que es una niña muy masculina, pues a través de pequeños cambios sutiles de este tipo, se la feminiza, se suavizaba todo. Este tipo de matices fue principalmente con lo que me encontré.
He de decir que la traducción del 2004 se acerca mucho más al original y lo cierto es que esas traducciones previas sí que afectaron y alteraron la recepción y percepción del libro en España porque se había planteado como una novelita cursi de chicas para pasar el tiempo cuando en realidad no es así para nada.
¿Crees que la censura se restringe únicamente a la época franquista o crees que hay censura en el aparentemente mundo democrático en que vivimos?
Por supuesto que sí. Yo creo que actualmente hemos podido ver numerosos ejemplos de censura. Tal vez no es una censura institucionalizada como la de la época franquista con un aparato censor y los censores tachando en lápiz rojo, etc. Tal vez no tenemos esto, pero desde luego que hay otros mecanismos para censurar, sean leyes, estatutos, opinión pública, etc. Así que sí, hay censura.
Después, está el tema de la autocensura, por parte de los escritores, de los traductores, editores, etc. Claro, si tú eres un escritor y estás escribiendo una novela de LIJ se suele prestar mucha atención a lo que dices y cómo lo dices. Hay muchos tabúes en la LIJ y claro, inevitablemente, si tú estás escribiendo para un público infantil te vas a autocensurar porque yo creo que la idea de qué es la LIJ no se puede separar del concepto de infancia que prevalece en el momento en que se escribe un texto. Ahora mismo, la LIJ está ligada y asociada a ciertos temas y si en un texto estos se tratan abiertamente puede complicar el que se considere LIJ. Incluso cuando un autor escribe sin tener en mente ningún tipo de público, por ejemplo, se me ocurre el caso de Philip Pullman que es un autor que escribe y ya está, que no tiene en mente a un lector. Incluso así, después, las editoriales siempre quieren saber a quién va dirigido. Los padres también quieren saber si ese libro o esa película es apropiado para los niños o no. Entonces yo creo que en el momento en que coges un libro y lo pones en la estantería de LIJ pues va a haber censura, inevitablemente.
¿Qué es lo que te motivó para dedicarte al ámbito de la investigación?
Yo estudié Filología Inglesa en la Autónoma de Barcelona y cuando descubrí que los profesores además de la docencia hacían investigación pues me sentí muy atraída por este mundo. Me gustó la idea de coger un tema que te interesa e investigarlo a fondo para intentar comprenderlo mejor. Yo creo que cuanto más sabes de algo, más lo disfrutas. Así que a mí esto es algo que me atrajo mucho. También tuve la suerte de conocer a investigadores que me inspiraron, sobre todo la que fue mi tutora del doctorado, la doctora Sara Martín. Ella es una persona que es capaz de decir algo interesante de todo, o sea, le das cualquier tema y aunque sea un tema que te pueda parecer el menos académico del mundo, ella es capaz de estudiarlo de forma académica y con rigor y decir algo interesante. Y yo ver a alguien así y aprender de ella pues me inspiró mucho.
Así que, por una parte estas experiencias fueron las que me llevaron al ámbito de la investigación y, por otra, fue mi abuela la que me llevó a centrarme en la investigación en LIJ.
¿Cuáles dirías que son tus mayores cualidades como investigadora? ¿Y tus puntos débiles?
Creo que mi mayor cualidad es que hago lo que realmente me gusta, los temas que estudio me apasionan y yo creo que esto es algo bueno. Lo hago en gran parte por satisfacción personal y esto, inevitablemente, hace que esté más motivada y es lo que destacaría como cualidad.
Y mi punto débil es, sin duda, el síndrome del impostor, creo que lo padece mucha gente en el ámbito académico pero destacaría eso como mi debilidad.
¿Tienes nuevos proyectos y objetivos a corto o a largo plazo en mente?
Muchísimos. Hay muchos temas que me interesan, pero al final lo que acabo haciendo es que un tema me lleve a otro, me gusta empezar con un tema y tirar del hilo para descubrir y profundizar en otros. Lo que te contaba antes, mi tesis no era sobre cuentos de hadas pero sí que traté un poco el tema, al tocarlo empecé a descubrir cosas muy interesantes que después me llevaron a investigarlos más a fondo. Hay muchísimos temas que me interesan, realmente todo lo que tenga que ver con la literatura me interesa. ¿Es lógico, no? Cuanto más lees, más ganas tienes de leer.
¿Cuáles dirías que son los mayores retos a los que se enfrentan los niños y niñas, así como los/as jóvenes de hoy en día? ¿Crees que sería posible abordarlos con una correcta representación de estos retos en la LIJ o en el cine?
Yo creo que se enfrentan a muchísimos retos y no me atrevo a generalizar porque todo depende de cada niño, niña y cada joven, cada uno vive en una situación distinta, dependiendo del país en el que vive, el entorno social y familiar, clase social, etnia, género, orientación sexual, etc. Así que no me atrevo a generalizar, pero pienso que sea lo que sea la LIJ siempre será una herramienta fundamental para abordar y tratar estos temas a los que se enfrentan. Una correcta forma de abordar estos temas siempre será una herramienta para los niños, niñas y jóvenes. Creo que en la ficción y en los libros está todo, por eso es tan importante fomentar la lectura y dar acceso a los jóvenes a todas aquellas historias en las que puedan verse reflejados y encontrar la historia que necesitan según el reto o dificultad a la que se estén enfrentando.
Por otra parte, ¿cuáles consideras que son tus mayores retos como investigadora en este campo?
Yo creo que aunque cada vez son más los académicos que se interesan por la LIJ, creo que todavía, a día de hoy, estos estudios no reciben el reconocimiento que se merecen. Y para mí, el mayor reto es que se me tome en serio como investigadora en LIJ. A veces he tenido la sensación de que, aunque la gente no te lo dice, piensa que estás estudiando algo que es menos válido o de poco interés académico, que no son estudios serios, etc. porque suelen decir “ah, estudias los cuentos”, esa forma de decir “los cuentos” es muy despectiva. Al menos aquí en España. Quizá en otros países es diferente, pero, para mí, por desgracia, el principal reto es ese, que se me tome tan en serio como a otros académicos que estudian otros temas. Ya de entrada, la investigación en literatura no goza del mismo prestigio y reconocimiento que los que se dedican a estudiar otros campos. No sabes cuántas veces he escuchado “pero esto para qué sirve”, “esto no sirve para nada”. Porque claro, los estudios literarios y culturales lo que producen son conceptos, perspectivas e ideas, no producen algo, un producto tangible y entonces ya no es útil, no es práctico. Y claro, si ya dentro de los estudios literarios, te centras en la LIJ, pues más marginada te encuentras. Y esa es la sensación que tengo, que a veces tengo que esforzarme el triple que otras personas que están estudiando temas supuestamente más serios, para que se me tome en serio. Me gustaría no tener que justificar tanto lo que hago.
¿Cómo es tu relación con ANILIJ? ¿Cómo empezaste a investigar con la asociación?
Descubrí a ANILIJ cuando estaba cursando el doctorado. Me puse a buscar información sobre grupos o centros de investigación en LIJ, revistas donde publicar, etc. y fue cuando di con la página web de ANILIJ. Recuerdo que la primera vez que asistí a un congreso suyo fue en Vigo, en 2015 y me sentí súper a gusto, me encantó. Lo que te decía antes, no es fácil encontrar a gente con los mismo intereses académicos o gente que se tome en serio estos estudios y yo me acuerdo que allí me sentí en casa. Me gustó el ambiente del congreso, el cariño con el que organizan todo y ahora mismo, desde hace dos años, estoy haciendo estancias de investigación con la asociación. De hecho, ahora mismo estoy en mitad de una, aunque por la pandemia no puedo ir a Vigo como me gustaría, pero estoy muy contenta con mi trato con la asociación y con mis estancias, me interesa mucho el trabajo y proyectos de la asociación.
(Entrevista realizada por Alba Cobo Gayoso, alumna de la Facultad de Traducción e Interpretación de la Universidade de Vigo)
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